El estadio de Atotxa fue durante décadas el hogar de la Real Sociedad y un símbolo del fútbol en San Sebastián. Inaugurado en 1913, este mítico campo fue testigo de grandes gestas deportivas y de la pasión de los aficionados txuri-urdin hasta su cierre en 1993.

Un Estadio con Personalidad Única

Atotxa se caracterizaba por su cercanía entre el público y el terreno de juego. La estrechez del campo no solo ofrecía una presión constante sobre los equipos rivales, sino que también generaba un ambiente inigualable. Los espectadores ubicados en los pisos superiores de los edificios colindantes podían ver gran parte del partido, aunque en ocasiones el gol solo se confirmaba por el estruendo de la grada.

Uno de los aspectos más recordados era la cercanía de las gradas a las bandas del campo. En los días de lluvia, los jugadores que intentaban interceptar un balón terminaban rebotando contra las paredes laterales y volviendo al campo. Esta peculiaridad influyó en el estilo de juego del equipo, maximizando la ventaja de jugar en casa.

La Peña Mújica y el Fondo Sur

Uno de los sectores más emblemáticos de Atotxa fue la grada Mújica, situada en el fondo sur del estadio. Contrario a lo que muchos pensaban, su nombre no proviene de un jugador de la Real Sociedad, sino de la empresa «Herederos de Ramón Mújica», que tenía una fábrica en las cercanías del estadio. Con el paso del tiempo, la Real Sociedad amplió la grada tras la desaparición de la fábrica, consolidando este sector como el epicentro del apoyo incondicional de la afición.

Tradiciones y Supersticiones

Atotxa albergó momentos inolvidables, como la celebración de los títulos de liga de la Real Sociedad en 1980-81 y 1981-82. También se mantuvieron costumbres que siguen vigentes en Anoeta, como el uso de cohetes para anunciar los goles: dos cohetes por cada gol de la Real y uno en caso de anotación del equipo visitante, una tradición iniciada por Pachi Alkorta.

Además, existía una estrategia recurrente del equipo local: elegir atacar en la segunda parte hacia la portería sur, considerada la «portería buena», con el objetivo de remontar en caso de ser necesario.

El Fin de una Era y su Legado

El estadio de Atotxa dejó de ser utilizado en 1993, y aunque su demolición generó gran controversia entre los aficionados, su legado sigue vivo en la memoria colectiva. Muchos creen que la Real Sociedad perdió parte de su fortaleza como local con el traslado a Anoeta, donde la pista de atletismo inicial distanció al público del terreno de juego. No fue hasta las reformas recientes que el club logró recuperar parte del ambiente que caracterizó a Atotxa.

A día de hoy, el espacio donde se ubicaba el estadio ha cambiado por completo, pero la pasión y los recuerdos de aquellos años siguen latentes entre los seguidores de la Real Sociedad, que continúan honrando la historia de su legendario campo.