En agosto de 1813, San Sebastián vivió uno de los episodios más devastadores de su historia: un incendio arrasador que marcó para siempre la estructura de su parte vieja. Este evento, que a menudo se atribuye a la refriega entre tropas anglo-portuguesas y francesas, esconde una realidad mucho más compleja. A continuación, exploramos los detalles de este hecho histórico y cómo transformó la ciudad para siempre.

¿Qué ocurrió en San Sebastián en 1813?

El 31 de agosto de 1813, San Sebastián fue escenario de una batalla que culminó con la retirada de las tropas francesas y la entrada de las anglo-portuguesas. Pero, lejos de ser una simple contienda militar, la ciudad se vio sometida a saqueos, violencia y un incendio provocado que destruyó casi todas las edificaciones. Solo un pequeño grupo de casas y monumentos, como la Basílica de Santa María y algunas fachadas de la calle 31 de agosto, lograron sobrevivir.

El casco histórico antes y después del incendio

Antes del incendio, San Sebastián era una ciudad de calles estrechas y edificios de madera, típica de la época medieval. Tras el desastre, la reconstrucción transformó la parte vieja en lo que conocemos hoy: calles más amplias y una disposición más racional, diseñada con escuadra y cartabón. Este diseño urbano posterior se aleja de las sinuosas calles de otros cascos antiguos europeos y refleja un urbanismo más moderno y planificado.

Contexto histórico: entre saqueos y estrategias militares

El saqueo de la ciudad no fue un accidente. Las tropas anglo-portuguesas, lideradas por el general Graham bajo las órdenes del duque de Wellington, habían pasado mucho tiempo sin recibir paga. La toma de San Sebastián fue su «oportunidad» para obtener beneficios económicos y materiales. Además de la destrucción material, se vivieron momentos de gran violencia que dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva.

Monumentos que resistieron el incendio

A pesar del caos, algunos lugares clave resistieron el embate del fuego y el tiempo. Entre ellos destacan:

  • Basílica de Santa María del Coro: Una joya del barroco que sigue siendo un punto de referencia arquitectónico y espiritual.
  • Iglesia de San Vicente: El templo más antiguo de la ciudad.
  • Casa de los Holandeses: Una construcción singular, ubicada cerca del puerto, que recuerda el estilo arquitectónico de los Países Bajos.

Curiosidades sobre el impacto del incendio

  • El nombre de la calle 31 de agosto: Esta emblemática vía lleva su nombre en honor a la fecha en que la ciudad fue incendiada.
  • Plaza de la Trinidad: Hoy un espacio de eventos culturales, fue uno de los pocos puntos que mantuvo su esencia tras la reconstrucción.
  • El puerto y sus casas: Las viviendas de pescadores, transmitidas de generación en generación, se han convertido en un símbolo de la historia marítima de San Sebastián.

Un legado que perdura

El gran incendio de 1813 no solo destruyó una ciudad, sino que dio forma a la San Sebastián moderna. Hoy, al recorrer la Parte Vieja, es imposible no pensar en cómo este evento definió su identidad. Desde las calles rectas y amplias hasta los monumentos que sobrevivieron, cada rincón guarda un pedazo de esta historia.