A escasos 15 minutos del centro de San Sebastián, se encuentra una de las zonas más singulares y tranquilas de la ciudad: el Monte Igeldo. Esta área, históricamente infravalorada por los locales debido a su aparente aislamiento, ha ido ganando reconocimiento gracias al interés de quienes buscan una conexión más directa con la naturaleza sin renunciar a la proximidad urbana.

Entre prados, ovejas, vacas y el sonido constante de los pájaros, el entorno rural del Monte Igeldo se presenta como un auténtico remanso de paz. Las vistas abiertas al mar, presentes desde muchas de sus parcelas, refuerzan la sensación de amplitud y libertad que ofrece esta zona.

Una parcela con historia y posibilidades

Esta parcela de más de 7.000 m² conserva el espíritu tradicional del caserío vasco. Se trata de una construcción de 1980 que, sin embargo, fue diseñada con estética clásica, integrándose con armonía en el entorno. La propiedad incluye varias edificaciones auxiliares, anteriormente destinadas al ganado y a labores agrícolas, que hoy podrían reconvertirse en espacios complementarios para ocio, estudio o trabajo.

La finca, por sus dimensiones y consolidación, ofrece múltiples posibilidades: desde un uso residencial tranquilo, hasta la creación de espacios independientes dentro del mismo terreno. La amplitud permite imaginar desde un huerto ecológico hasta instalaciones deportivas privadas. El paisaje acompaña: un entorno protegido, sin posibilidad de nuevas construcciones que alteren la esencia del lugar.

Un equilibrio entre aislamiento y cercanía

Aunque históricamente se ha percibido como alejada del núcleo urbano, la realidad es que Monte Igeldo se encuentra a tan solo un cuarto de hora en coche del centro de Donostia. Este hecho, unido a la tranquilidad del entorno y a la escasa densidad edificatoria, lo convierte en un lugar idóneo para quienes buscan desconexión sin renunciar a la vida urbana.

Las normativas urbanísticas actuales garantizan que el entorno no se masificará. Sólo es posible edificar sobre parcelas ya consolidadas, lo que asegura que el paisaje rural se mantenga intacto y protegido.

Reflexión sobre el modelo urbanístico

El caso de Monte Igeldo invita también a una reflexión más amplia sobre la tensión urbanística en San Sebastián. En una ciudad donde el suelo es limitado y los precios se encarecen por la escasa oferta, surgen preguntas sobre la viabilidad de nuevos desarrollos y la eficiencia en el uso del espacio ya disponible. Igeldo, con su gran potencial, es testimonio de cómo las decisiones de planificación influyen directamente en el acceso a la vivienda y en la calidad de vida.